Para empezar presentaré la instalación Molino en fragmento leyendo algunas ideas anotadas a vuela pluma y que de alguna manera vienen a dar soporte conceptual a la pieza artística.
Colgar imágenes del exterior del molino de Fernán Pérez en su paramento interior
de tal suerte que:
el sujeto representado sea al mismo tiempo el soporte físico de su propia representación, uniendo, de este modo, dos dimensiones del mismo objeto que hasta la fecha permanecían de espaldas
o que
el sujeto representado, tras haberse contemplado a través del espejo de la cámara fotográfica, construye, en su propio interior (en el interior de su cabeza protegida por un sombrero cónico), esos fragmentos que configuran la imagen íntima que todo individuo tiene de sí mismo
con la particularidad que
las imágenes fotográficas no representan el molino en tanto que ejemplar de una especie ampliamente conocida, sino como fragmentos que evitan ofrecer una información que de entrada revele las señas de identidad propias de todo molino
y puesto que
toda imagen fotográfica no deja de representar un fragmento de la realidad, ¿por qué no mostrar las mías de un modo desordenado, a modo de pedazos inconexos de un todo que algún día, esperemos que lejano, será ruina y dispersión?
y, por otra parte, planteando la situación de tal modo que
todo espectador que visite esta muestra no ha interiorizado previamente el exterior del molino valiéndose de un punto de vista arquetípico,
se me ocurrió, para facilitar las cosas e invirtiendo lo que es costumbre,
que no sería un mal contrapunto ilustrar los fragmentos del molino de Fernán Pérez con textos que a su vez fueran fragmentos de otro molino, en este caso no de uno situado en los campos de Níjar sino en la geografía del Canto V de Altazor, poema estructurado en siete cantos que Vicente Huidobro compuso a finales de la década de los veinte del siglo XX, Canto V del que voy a leer el fragmento siguiente:
Jugamos fuera del tiempo
y juega con nosotros el molino de viento.
Molino de viento
Molino de salvamento
Molino a barlovento
Molino con talento
Molino del firmamento
Molino del conocimiento
Molino como instrumento
Molino que invento
Molino para alojamiento
Molino contento
Molino en fragmento
(Antes de proseguir con la lectura, informo que únicamente he leído once de los casi doscientos tipos de molino que figuran en el texto original. Dicho lo cual, prosigo)
Así eres molino de viento,
molino de asiento,
molino de asiento del viento,
que teje las noches y las mañanas,
que hila las nieblas de ultratumba.
Molino de aspavientos y del viento en aspas: el paisaje se llena de tus locuras.
Y el trigo viene y va,
de la tierra al cielo,
del cielo al mar.
Los trigos de las olas amarillas donde el viento se revuelca buscando la cosquilla de las espigas.
Escucha:
pasa el palpador en eléctricas corrientes,
el viento norte despeina tus cabellos.
Hurra, molino moledor,
molino volador,
molino charlador,
molino cantador,
cuando el cielo trae de la mano una tempestad. Hurra, molino girando en la memoria,
molino que hipnotiza las palomas viajeras.
Habla, habla molino de cuento,
cuando el viento narra tu leyenda etérea.
Sangra, sangra molino del descendimiento,
con tu gran recuerdo pegado a los ocasos del mundo y los brazos de tu cruz fatigados por el huracán.
Así reímos y cantamos en esta hora,
porque el molino ha creado el imperio de su luz escogida y es necesario que lo sepa.
Es necesario que alguien se lo diga.
Sol, tú que naciste en mi ojo derecho
y moriste en mi ojo izquierdo,
no creas en los vaticinios del zodíaco ni en los ladridos de las tumbas.
Las tumbas tienen maleficios de luna y no saben lo que hablan.
Yo te lo digo porque mi sombrero está cansado de recorrer el mundo y tengo una experiencia de mariposa milenaria.
Profetiza, profetiza,
molino de las constelaciones,
mientras bailamos sobre el azar de la risa, ahora que la grúa que nos trae el día volcó la noche fuera de la tierra.